Al amanecer soñé con un precipicio. Descendía. El vacío. Oscuro. Negro. La nada. El vértigo.
Mis manos se agarraron a las cadenas hechas sábanas, mis piernas empezaron a tener frío.
Gríté, me incorporé, apenas podía respirar.
Mi habitación era más grande... estaba oscura, pero una luz cálida procedente de velas que noe xistían alumbraba mi pared más cercana.
Lo observé. Sudaba. Tenía calor.
De pronto mis sábanas empezaron a convertirse en hielo.
Lo sentí. Tiritaba. Tenía frío.
Un ruido eterno violó aquél silencio armonioso.
Un ruido eterno violó aquél silencio armonioso.
Lo escuche. Me tapé los oídos. Tenía miedo.
Cerré mis ojos con mucha fuerza. Abracé mi almohada y volví a gritar.
Me desperté. No había sol... era un día nublado, era de esperar.
Hoy... no he dejado de pensar en ello.
···MNDR···
1 comentario:
no hay porqué preocuparse.
mañana verás el sol.
Publicar un comentario